No es hasta que me he puesto a escribir estas líneas, cuando
he reparado en la importancia que tiene, y ha tenido en concreto para mi, la
figura del cuidador.
Mis secuelas por fortuna no son incapacitantes y, también
por fortuna, he sido completamente independiente desde que salí del hospital
hace ya más de 3 años, posiblemente por este motivo no haya identificado a las
personas que han estado cerca de mi realmente como mis “cuidadores”.
Siempre asociamos al cuidador como la persona que realiza
aquello que por nosotros mismos no podemos, su principal tarea es facilitarnos
aquellas acciones que a nosotros no nos son posibles. En un porcentaje muy alto
de los casos esto es cierto, pero me
gustaría aprovechar la oportunidad para agradecer a aquellas personas
silenciosas que realizan tareas silenciosas y que hacen posible la convivencia
y recuperación de una enfermedad.
Mujer, marido, hijos, padres, hermanos, amigos, conocidos,
cuidadores son todas aquellas personas que en algún momento te han escuchado,
te han apoyado y te han ayudado en alguno de esos malos periodos que todos atravesamos.
Un cuidador no es una persona condescendiente, no es una
persona que te protege del exterior tras una urna de cristal, es una persona
que te espolea, que te motiva, que te reta, es una persona que te mueve y que
te obliga a mejorar.
Un cuidador silencioso es tu mujer cuando te obliga a
levantarte y tu no quieres, es una amigo yendo contigo un Domingo a las 8 de la
mañana para pasear, y también es un compañero de trabajo quedando a comer e invitándote
a mirar hacia delante.
El papel de ellos no es fácil, tienen que hacer equilibrios continuos
entre ser comprensivos pero sin llegar a caer en la complacencia que todos
buscamos, tienen que ser personas que te escuchen pero que te fuercen a
esforzarte y dar aquellos pasos que por ti solo no darías.
No siempre nuestro humor es del bueno, sin embargo estas
personas están cerca y te comprenden, entienden que tengas malos ratos e
incluso que lo pagues injustamente con ellos, pero no les importa, te animan
con el “mañana será otro día” y te dicen que con seguridad será mejor.
Quería dar las gracias a todos aquellos que en algún momento
me han “empujado” a avanzar, que me han animado a perseguir mis objetivos, y
que en gran parte les debo mi nivel de recuperación.
Todos los cuidadores, silenciosos o no, hacéis una labor fundamental
en el proceso de recuperación de cualquier enfermedad, sois el apoyo de todos
nosotros, gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario